Выбрать главу

Bien, podrían haber muerto mil veces desde que comenzó la decadencia de Basílica. En cambio habían sobrevivido hasta ahora, y el Alma Suprema los había conducido a este lugar, y hasta ahora todo funcionaba aceptablemente. Tenían hijos. Habían prosperado. Nadie había muerto ni había sufrido heridas graves. Desde que el Alma Suprema había entregado a Nafai el manto de capitán, aun Elemak y Mebbekew, sus odiosos hermanos mayores, habían colaborado bastante, aunque era bien sabido que odiaban la idea de regresar a la Tierra.

¿Entonces por qué el Alma Suprema estaba tan empeñada en arruinarlo todo?

(Estoy empeñada en salvar vuestras vidas, la tuya y la de tu esposo.) En ese lugar donde vivía el Alma Suprema, Luet oía su voz con mayor claridad que en Basílica.

—El manto de capitán protegerá a Nafai —murmuró Luet—. Y él nos protegerá a nosotros.

(¿Y cuando sea viejo? ¿Cuando Elemak haya enseñado a sus hijos a odiarte a ti y a tus hijos? Es matemática elemental, Luet. Cuando llegue la división de vuestra comunidad —y llegará ineluctablemente—, de una parte quedarán Elemak y sus hijos, Mebbekew y su hijo, Obring y sus dos hijos, Vas y su hijo. Cuatro varones fuertes y adultos, ocho jóvenes. ¿Y de vuestra parte, quién? Tu esposo. Pero ¿quiénes son sus aliados? ¿Su padre, Volemak?)

—Viejo —murmuró Luet.

(Sí, demasiado viejo. E Issib es muy frágil, tullido de nacimiento. El único hombre mayor es Zdorab, ¿y cómo saber a quién defenderá?)

—Aunque se pusiera de parte de Nafai, no es mucho.

(Entonces entiendes el problema. Aun con tus cuatro hijos, los tres de Issib y los dos de Volemak, no formaréis un gran ejército. De cualquier modo, Elemak atacará pronto, antes de que los hijos hayan crecido. Así que serán cuatro hombres fuertes y brutales contra un solo hombre que no es fuerte ni brutal.)

—Sólo si Nafai no logra mantener a todo el mundo unido.

(Elemak sólo aguarda el momento apropiado. Lo sé. Así que debes persuadirlo de hacer lo que te he mostrado…)

—Hazlo tú.

(A mí no me escuchará.)

—Porque sabe que tu plan sería calamitoso. Conduciría a los mismos resultados que afirmas tratar de impedir.

(Claro que habrá cierto resentimiento…)

—¿Resentimiento? Oh, sólo un poco. Llegamos a la Tierra, todos los adultos despiertan de la animación suspendida y descubren que… ¡vaya! Nafai y Luet se olvidaron de ponerse a dormir y, vaya de nuevo, despertaron a varios niños mayores para que los acompañaran durante los diez años de viaje. Verás, querida hermana Shuya, cuando te fuiste a dormir tu hija Dza sólo tenía ocho años, pero ahora tiene dieciocho, y se ha casado con Padarok, quien dicho sea de paso ahora tiene diecisiete años. Perdonad el descuido, Shedemei y Zdorab, sabíamos que no os importaría que nosotros criáramos a vuestro único hijo. Y ya que estaban despiertos, nos pasarnos el tiempo adiestrándolos, de modo que ahora son expertos en todo lo que se necesita saber para construir la colonia. Además están crecidos y pueden trabajar como adultos. Pero, vaya de nuevo, ninguno de vuestros hijos, Eiadh, Kokor, Sevet y Dol, ninguno de vuestros hijos posee esta capacitación. Los vuestros son chiquillos que no podrán ayudar mucho.

(Veo que has reflexionado sobre todos los aspectos del plan. ¿Por qué no entiendes que es tan necesario como viable?)

—Se enfurecerán —dijo Luet—. Todos nos odiarán. Volemak, Rasa, Issib, Shuya, Shedemei y Zdorab porque les robamos a sus hijos mayores, y los demás porque no dimos a sus hijos la misma ventaja.

(Se enfurecerán, pero los que son mis amigos de confianza pronto comprenderán que era menester que sus hijos fueran mayores y más fuertes. Alterará el equilibrio del poder físico en la comunidad. Os mantendrá a todos con vida.)

—Siempre sabrán que la comunidad se disolvió porque Nafai y yo hicimos algo terrible. Nos odiarán y nos culparán y jamás confiarán de nuevo en nosotros.

(Yo les diré que fue idea mía.)

—Y ellos dirán que tú eres un ordenador y no entendías los sentimientos humanos, pero que nosotros sí, y tendríamos que habernos negado a hacerlo.

(Tal vez deberías. Pero no te negarás.)

—Ya me he negado. Me niego otra vez.

(Te niegas con los labios y con la mente, pero Hushidh lo vio en tu corazón: ya estás preparándote para obedecerme.)

—¡No! —exclamó Luet.

—¿Madre? —preguntó Chveya desde el otro lado de la puerta.

—¿Qué pasa, Veya?

—¿Con quién hablas?

—Hablaba en sueños. Tonterías. Vuelve a dormir.

—¿Padre ya ha regresado?

—Todavía está en la nave con Issib.

—¿Madre?

—Duérmete, Chveya. Va en serio.

Oyó el susurro de las sandalias de Chveya. ¿Qué habría oído la niña? ¿Cuánto tiempo había pasado escuchando frente a la puerta?

(Lo ha oído todo.)

¿Por qué no me has avisado?

(¿Por qué hablabas en voz alta? Oigo tus pensamientos.)

Porque cuando hablo en voz alta pienso con más claridad. ¿Cuál es tu plan, lograr que Chveya lleve a cabo tu complot?

(Como te niegas a hablar de ello con Nafai, he despertado a Chveya para que oyera lo que decías. Ella le mencionará el asunto.)

¿Por qué no podías hablar con él?

(Se niega a escucharme.)

Pues es un hombre muy sabio. Por eso lo amo.

(Él necesita otra perspectiva. Tú habrías sido mejor, pero me conformaré con Chveya.)

Deja a mis hijos en paz.

(Tus hijos son personas autónomas. Cuando tenías la edad de Chveya, ya eras conocida como la vidente de las aguas en Basílica. Entonces no te quejaste de tener una relación conmigo. Y cuando Chveya comenzó a recibir sueños del Guardián de la Tierra, creo recordar que te alegraste.)

—Y pensar que alguna vez he creído que eras… un dios.

(¿Y ahora qué crees que soy?)

—Si no supiera que eres un programa informático, diría que eres una zorra odiosa y entrometida.

(Puedes enfadarte conmigo si lo deseas. No me ofendes. Incluso te entiendo. Pero debes tener una perspectiva más amplia, Luet. Como yo.)

—Sí, tu perspectiva es tan amplia que ni siquiera notas que arruinas la vida de pequeños insectos como nosotros.

(¿Tan terrible ha sido tu vida hasta ahora?)

—Digamos que no ha sido como esperaba. (Pero ¿ha sido tan terrible?)

—Cállate y déjame en paz.

Luet se acostó y trató de dormir.

Pero seguía recordando. Ya no estoy conectada con los demás en esta comunidad, pensó Luet. Eso significa que en mi corazón ya tengo la intención inconsciente de hacer lo que ha planeado el Alma Suprema. Así que será mejor que no me resista y lo haga conscientemente.

Será mejor que lo haga, así podré pasarme el resto de mi vida sabiendo que mi hermana, la tía Rasa y la querida Shedemei me odian y que merezco con creces ese odio.