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[3] No sólo en la escritura sino también en mi habla, dejo por complacencia, mucha expresión arcaica, sin poner más condición al arcaísmo que la de que esté vivo y sea llano. Muchos, digo, y no todos los arcaísmos que me acuden y que sacrifico en obsequio de la persona anti-arcaica que va a leer. En América esta persona resulta siempre ser una capitalina. El campo americano -y en el campo yo me crié- sigue hablando su lengua nueva veteada de ellos. La ciudad, lectora de libros doctos, cree que un tal repertorio arranca en mí de los clásicos añejos, y la muy urbana se equivoca

[4] San Francisco de Sales.

[5] La chilenidad en su aspecto fuerte y terco.

[6] Nombre popular de los cerros que tienen un crucifijo en Europa.

[7] Albricia mía: En el juego de las Albricias que yo jugaba en mis niñeces del valle de Elqui, sea porque los chilenos nos evaporamos la s final, sea porque las albricias eran siempre cosa en singular -un objeto escondido que se buscaba- la palabra se volvía una especie de sustantivo colectivo. Tengo aún en el oído los gritos de las buscadoras y nunca más he dicho la preciosa palabra sino como la oí entonces a mis camaradas de juego.

La feliz criatura que inventó la expresión donosa y la soltó en el aire, vio el contenido de ella en pluralidad, como una especie de gajo de uvas o de puñado de algas, y en plural la dio, puesto que así la veía. El sentido de la palabra en la tierra mía es el de suerte, hallazgo o regalo. Yo corrí tras la albricia en mi valle de Elqui, gritándola y viéndola en unidad. Puedo corregir en mi seso y en mi lengua lo aprendido en las edades feas -adolescencia, juventud, madurez-, pero no puedo mudar de raíz las expresiones recibidas en la infancia. Aquí quedan, pues, esas albricias en singular…

[8] " La Aventura " quise llamarla; mi aventura con la Poesía…

[9] Ya otras veces ha sido (para algún místico), el cuerpo la sombra y el alma la "verdad verídica". Como aquí.

[10] El llamado “bálsamo del Perú”.

[11] Nombre indígena de Yucatán.

[12] Castellanizo la palabra ajena Rock.

[13] La Pirámide del Sol en México.

[14] Bárbaros, en su recto sentido de ajenos, de extraños.

[15] El Cauca y el Magdalena.

[16] "Chasquis", correos quechuas.

[17] Puelche viento de la Patagonia.

[18] Quetzalcóatl, la serpiente emplumada dc los aztecas.

[19] Espíritus juguetones del agua.

[20] Alusión al fresco del maíz de Diego Rivera llamado "Fecundación".

[21] Cactus cirial simple.

[22] "Milpa", el maizal en lengua indígena.

[23] Especies coloreadas del maíz

[24] Dios máximo de los quechuas.

[25] Falta la rima final, para algunos oídos. En el mío, desatento y basto, la palabra esdrújula no da rima precisa ni vaga. El salto del esdrújulo deja en el aire su cabriola como una trampa que engaña al amador del sonsonete. Este amador, persona colectiva que fue millón, disminuye a ojos vistas, y bien se puede servirlo a medias, y también dejar de servirlo…

[26] El español dice foete; nosotros, fuete.

[27] Esta imaginería tropical vivida en un valle caliente, aunque sea cordillerano, tenía su razón de ser. El hacendado don Adolfo Iribarren -Dios le dé bellas visiones en el cielo-, por una fantasía rara de hallar en hombre de sangre vasca, se había creado, en su casa de Montegrande, casi un parque medio botánico y zoológico. Allí me había yo de conocer el ciervo y la gacela, el pavo real, el faisán y muchos árboles exóticos, entre ellos el flamboyán de Puerto Rico, que él llamaba por su nombre verdadero de "árbol del fuego" y que de veras ardía en el florecer, no menos que la hoguera.

No bautizan con Ifigenia sino con Efigenia, en mis cerros de Elqui. A esto lo llaman disimilación los filólogos, y es operación que hace el pueblo, la mejor criatura verbal que Dios crió, quien avienta el vocablo de pronunciación forzada y pedante, por holgura de la lengua y agrado del oído.

[28] La poesía entrecomillada pertenece al orden que podría llamarse La garganta prestada como "Jugadores". A alguno que rehuía en la conversación su confesión o su anécdota, se le cedió filialmente la garganta. Fue porque en la confidencia ajena corría la experiencia nuestra a grandes oleadas o fue sencillamente porque la confidencia patética iba a perderse como el vilano en el aire. Infiel es el aire al hombre que habla, y no quiere guardarle ni siquiera el hálito. Yo cumplo aquí, en vez del mal servidor…

[29] Expresión popular chilena que quiere decir desparpajada y donairoso a la vez.

[30] Higos chumbos.

[31] Kipling no cuenta nada… Cita para honrar a don Palurdo, gran citador…

[32] V. O. ha hecho en su jardín de Mar del Plata una fuentecita mínima de piedra donde beben los pájaros. Y la alimenta…

[33] Nombre popular chileno de José de San Martín, nuestro héroe común.