Pero el huésped tenía un secreto, un pasado que le atormentaba y desveló a su patrona en una noche de soledad, y los secretos de alcoba son peligrosos cuando se deshace la cama; la patrona le exigió que siguiera pagando la mensualidad hasta que encontrara otro huésped. Pasaron meses. Heiner no se negó nunca a pagar la habitación vacía. Años. La patrona mantenía la habitación sin alquilar. Regularmente subía el precio sin ningún escrúpulo. No se equivocó al pensar que Heiner le pagaría lo que pidiera.