Cuando Blanca abrió la puerta de su casa, encontró a Carmela bailando sola. Su hermana le quitó las maletas de las manos, la tomó por la cintura y la obligó a bailar con ella. El salón estaba lleno de rosas rojas. La paseó al ritmo de la danza enumerando los ramos. Ocho ramos de rosas rojas. Ocho rosas en cada ramo. No había ninguna tarjeta.