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Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Mas ni aun así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras. ¡Insensatos! Comiéronse las vacas del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas.

HOMERO,

Odisea

PRIMERA PARTE

Habito donde la ciudad dormita

y se demora en largos suspiros,

en los campos de lágrimas,

en un lecho que tiene por frazada el llanto,

en el angosto corredor

que se abre entre el cielo y sus párpados.

... Murió el grito del retorno.

ADONIS