La primera mañana que Matilde se negó a ir a la playa con Estela, se dirigió a la cocina después de desayunar. Aisha se sorprendió al verla, porque hasta entonces ninguna invitada había traspasado su puerta, le gustó que le pidiera permiso para entrar y su sonrisa al darle las gracias, y le extrañó que una cocinera llevara un libro para guisar: