Él se echó hacia atrás y la dejó deslizarse por su cuerpo.
– Es mejor que nos paremos aquí, Fierecilla.
Pero Delaney no quería detenerse. Aún no. Ella se deslizó por su pecho, amoldando perfectamente su cuerpo al de él. Se relamió los labios y degustó su sabor-. No-. Un escalofrío lo recorrió y él clavó los ojos en ella como si quisiera apartarla de un empujón pero realmente no pudiera hacerlo. Lo miró a los ojos, luego bajó la mirada rozando su cara apuesta. Besó su mejilla y justo debajo de su oreja-. No nos detengamos-. Ella abrió la boca y chupó su piel caliente. Él oía a jabón y a piel y a brisa fresca de la montaña.
Las manos de Nick se movieron a su cintura, luego resbalaron por sus lados, aferrando la tela de su vestido. La bastilla se subió hasta la parte superior de sus muslos, y él presionó su erección contra su abdomen-. ¿Estás segura de que ésto es lo que quieres?
Ella inclinó la cabeza.
– Dímelo. Dime que no es un error.
– Tócame como dijiste.
Él llenó la palma de su mano con su pecho derecho-. ¿Aquí?
Su pezón se convirtió en un punto duro-. Sí.
– No has contestado a mi pregunta. ¿Te ha tocado alguien alguna vez así?
Ella miró sus ojos, y fue como si viese el otro lado de Nick. Por primera vez vio detrás de su impresionante cara, al hombre que había dentro. No conocía a este Nick. Su mirada era intensa, pero la acarició como si fuera muy delicada-. No.
– ¿Por qué?- suavemente acarició con el pulgar sobre la punta de su pecho, y ella se mordió los labios para no gemir en voz alta-. Eres preciosa, Delaney, y podrías tener a cualquiera que quisieras. ¿Por qué yo?
Sabía que no era hermosa, no como su madre. Pero tal y como la miró y la tocó, y el tono de su voz cuando lo dijo casi se lo hicieron creer. La hacía creer que cualquier cosa era posible-. Porque haces que no quiera decir que no.
Él gimió con profundidad en su garganta y bajó su boca a la de ella una y otra vez. El beso comenzó como una ligera caricia de sus labios pero rápidamente se volvió duro, húmedo, áspero. El empuje carnal de su lengua tocó algo igualmente carnal dentro de ella y se retorció contra él. Ella quiso meterse dentro de Nick, sentirse rodeada por él. Cuando él finalmente la apartó, su respiración era pesada. Alcanzó los botones que le cerraban el vestido, y miró fijamente sus ojos mientras trabajaba hacia abajo hasta que el algodón rosa estuvo abierto hasta su cintura. Una punzada de aprensión penetró en la neblina ardiente que anegaba su cabeza. Nadie la había visto desnuda nunca, y aunque quería que la tocara, no quería que la mirara. No un hombre como Nick que había visto más de la parte que le correspondía de mujeres desnudas, pero entonces él abrió el vestido y pasó el tiempo de decirlo. El aire fresco coqueteó con sus pezones ya tensos, y él bajó la mirada a sus pechos desnudos. La miró tan fijamente que su aprensión aumentó y ella levantó las manos para ocultarse de él.
– No te escondas de mí-. Él agarró sus muñecas y las puso detrás de su espalda. Su columna vertebral se arqueó, y los tirantes de su vestido se deslizaron por sus brazos. Él otra vez se apoyó contra el capó del coche, apretando su cara contra sus pechos desnudos. Murmuró su nombre, luego besó su hendidura. Su mejilla fresca acarició el interior de sus pechos, y ella se olvidó completamente de su aprensión-. Eres preciosa-. Sus palabras calentaron su piel y tiraron de su corazón, y esta vez ella creyó lo que le decía. Él descansó la frente contra ella, su pelo oscuro contrastaba extremadamente con su piel blanca-. Sabía que lo serías. Siempre lo he sabido. Siempre-. Luego su boca caliente se movió sobre su pecho y deslizó la abertura de sus labios sobre la misma punta-. Sabía que serías rosada aquí mismo.
Durante un fugaz segundo Delaney se preguntó cómo lo sabía, pero entonces su lengua rodeó su pezón y su cerebro se cerró a cualquier pensamiento coherente. Su respiración se hizo menos profunda, observó como su lengua se torcía, lamiéndola.
– ¿Te gusta esto?
Detrás de ella, las manos de Delaney se apretaron en puños-. Sí.
– ¿Cuánto?
– Esto… bastante.
– ¿Quieres más?
Delaney cerró los ojos y su cabeza cayó a un lado-. Sí – contestó, y él dibujó su pezón con su boca. Sus labios apretaron y ella sintió el tirón entre sus piernas. Se sentía bien. Tanto que no quería que se detuviera. En toda la vida. Su boca se movió al otro pecho y también chupó ese pezón. Su lengua lamía y estoqueaba y la conducía más allá-. Nick -murmuró y soltó sus muñecas de su agarre. Su vestido cayó al suelo alrededor de sus pies. Ella metió los dedos en su pelo, acercándole más a su pecho.
– ¿Más?
– Sí- Realmente no sabía exactamente lo que quería, pero definitivamente quería más de ese dolor ardiente que se formaba en su abdomen. Quería más de él.
Una de sus grandes manos calientes se deslizó entre sus piernas y él suavemente la ahuecó en su entrepierna. El delgado algodón de su ropa interior era la única barrera que separaba la palma de su mano de su carne sensible-. Estás mojada.
El dolor abrasador se intensificó y apenas podía hablar-. Lo siento – se disculpó.
– No lo hagas. Siempre he querido hacerte mojar las bragas-. Él se levantó otra vez y le dio un beso rápido. Luego la cogió por la cintura y la colocó en el capó del Mustang que acababa de dejar libre. Le movió los pies al parachoques de cromo y dijo – Acuéstate, Delaney.
– ¿Por qué?- Ella le puso una mano en el pecho y luego la movió a la parte delantera de sus pantalones vaqueros, presionando contra la protuberancia dura debajo de su cremallera.
Él contuvo la respiración y empujó sus hombros hasta que ella yació con la espalda contra el fresco metal-. Porque voy a hacerte sentir realmente bien.
– Ya me siento bien-. Le tendió los brazos y él se situó entre sus muslos.
– Entonces voy a hacerte sentir mejor todavía-. Plantó las palmas de las manos a ambos lados de su cabeza y la besó como si quisiera abrasarla. Cuando levantó su boca otra vez le dijo – Voy a hacerte arder.
Delaney miró hacia arriba, a su bella cara y quiso que hiciera el amor con ella. Quería saber lo qué otras mujeres de su edad sabían. Quería que Nick se lo enseñara-. Sí -dijo, todo lo que él quisiera.
Él sonrió mientras sus hábiles manos bajaban sus bragas por sus piernas. Ella sintió el algodón deslizándose por sus pantorrillas y entonces le sacó la ropa interior. Sus manos subieron por la parte interior de sus muslos, y uno de sus pulgares la tocó donde estaba más resbaladiza. El placer fue indescriptible. Sus dedos acariciaron su carne húmeda hasta que quiso gritar.
– ¿Más?
– Sí, -murmuró ella cerrando los ojos-. Más-. Su toque era tan bueno que era casi doloroso, haciendo crecer intensamente la presión de su ingle. Ella quería llegar al final, pero al mismo tiempo seguir así para siempre. Lo quería desnudo y encima de ella, llenando sus brazos con su cuerpo caliente. Ella abrió los ojos y lo miró, parado entre sus rodillas, mirando hacia abajo con los párpados bajados-. Haz el amor conmigo, Nick.
– Te daré algo mejor que el amor-. Se puso sobre una rodilla y suavemente le besó el interior del muslo-. Voy a hacer que te corras-. Delaney se quedó petrificada, sumamente agradecida de estar rodeada de oscuridad. Cuando dijo que sí, no había querido decir eso. Habría apretado las piernas pero Nick estaba en el medio. No estaba segura lo que él iba a hacer, pero estaba bastante segura de que no iba a hacer eso.
Pero lo hizo. Deslizó sus manos debajo de ella acercándola a su boca abierta y caliente. El impacto inapelable la mantuvo en silencio. No podía creer lo que él había hecho. Lo que estaba haciendo. Quería decirle que se detuviera, pero no pudo decir ni una sola palabra cuando un placer arrollador comenzó a formar remolinos sobre su cuerpo. No pudo controlar el temblor que hormigueó hacia arriba por su columna vertebral y en lugar de empujarlo, arqueó la espalda. Su lengua y su boca acariciaban suavemente entre sus piernas de la misma forma que habían besado sus pechos.