Delaney tenía algo en mente que se vería impresionante en él, y así podría usar “la moto”. Algo que llevaba meses muriéndose de ganas por hacer otra vez. Su pelo tenía que estar seco así que lo sentó en la silla del salón-. No te he visto últimamente -dijo peinando su pelo dorado.
– Hemos estado trabajando bastante para lograr terminar antes de las primeras nieves, pero ahora las cosas ya van más despacio.
– ¿Qué haces en el invierno?- preguntó, y encendió la maquinilla.
– Cobro el paro y esquío, – respondió él sobre el zumbido constante.
El paro y esquiar también la habrían atraído cuando tenía veintidós años-. Suena divertido, -dijo, cortando hacia arriba y con un movimiento giró el aparato y dejó más largo el pelo de la coronilla.
– Lo es. Deberíamos esquiar juntos.
Le habría gustado, pero la estación de esquí más cercana estaba fuera de los límites de Truly-. No esquío -mintió.
– ¿Entonces qué pasa si vengo y te recojo esta noche? Podríamos coger la cena luego ir en el coche hasta Cascade para ver una película.
No podía tampoco ir a Cascade-. No puedo.
– ¿Mañana por la noche?
Delaney mantuvo la maquinilla en alto y lo miró en el espejo. Su barbilla estaba en su pecho y la contemplaba directamente con sus grandes ojos tan azules que podía navegar con un barco a través de ellos. Quizá no fuera demasiado joven. Tal vez lo debería reconsiderar. Tal vez entonces, no se sentiría tan sola y vulnerable ante el flautista de Hamelín de las feromonas-. Cena -dijo y siguió cortando-. Sin película. Y sólo podemos ser amigos.
Su sonrisa era una combinación de inocencia y picardía-. Podrías cambiar de idea.
– No lo haré.
– ¿Qué pasaría si intento hacerte cambiar de idea?
Ella se rió-. No te pongas demasiado pesado con eso.
– Trato hecho. Iremos despacio.
Antes de que Steve se fuese, le dio el número de teléfono de su casa. A las cuatro treinta, había tenido cuatro clientes en total y una cita para cenar la tarde siguiente. El día no había sido malo del todo.
Estaba cansada y esperaba con ilusión un largo baño en la bañera. Con media hora más podría cerrar la puerta. Se sentó en una silla del salón de belleza con una revista para novias. Para la boda de Lisa faltaba menos de un mes y Delaney esperaba ilusionada peinar a su amiga.
La campana de encima de la puerta sonó, y vio como entraba Louie. El rojo profundo de sus mejillas indicaba que había estado fuera todo el día y llevaba las manos metidas en los bolsillos de su cazadora azul de lona. Una profunda arruga surcaba su frente, y no parecía que hubiera ido para cortarse el pelo.
– ¿Si, Louie?- Se levantó y se puso detrás del mostrador.
Él rápidamente miró el salón, luego fijó en ella su mirada oscura-. Quería hablarte antes de que cerraras.
– De acuerdo-. Colocó la revista sobre el mostrador y abrió la caja registradora. Metió el dinero en una cartera negra y como no habló inmediatamente, le miró-. Dime.
– Quiero que te mantengas lejos de mi hermano.
Delaney pestañeó dos veces y lentamente cerró la cremallera de la cartera-. Oh,- fue todo lo que dijo.
– En menos de un año te marcharás, pero Nick todavía seguirá en este pueblo. Tendrá que sacar su negocio adelante, y tendrá que vivir con todos esos chismes que los dos alentáis.
– No tenía intención de alentar nada.
– Pero lo hiciste.
Delaney sintió que sus mejillas se ponían rojas-. Nick me aseguró que no le importa lo que la gente piense de él.
– Bueno, así es Nick. Dice muchas cosas. Algunas de ellas incluso significan algo-. Louie hizo una pausa y se rascó la nariz-. Mira, como te dije, te vas dentro de un año, pero Nick tendrá que escuchar todos los chismes sobre tí después de que te vayas. Tendrá que borrar el pasado otra vez.
– ¿Otra vez?
– La última vez que te fuiste, se dijeron verdaderas locuras sobre ti y Nick. Esas cosas lastimaron a mi madre, y creo que a Nick también un poco. Aunque dijo que no le importaba a no ser por la pena que le causó a mi madre.
– ¿Te refieres a los rumores de que estaba embaraza de Nick?
– Sí, pero lo del aborto fue peor.
Delaney pestañeó-. ¿Aborto?
– No me digas que no lo sabes.
– No-. Ella miró hacia abajo, a sus manos que apretaban con fuerza la cartera. Los viejos rumores la herían y no sabía por qué. No era como si le importara lo que la gente pensara de ella.
– Bueno, alguien te debió haber visto en alguna parte y claro, debió de darse cuenta de que no estabas embarazada. Algunos dijeron que tú abortaste porque el bebé era de Nick. Otros pensaron que tal vez Henry te hizo deshacerte del niño.
Su mirada fue a la de él y sintió una punzada de dolor en el corazón. Ella no había estado embarazada así que no sabía porqué le dolía tanto-. No había oído nada de eso.
– ¿No te lo dijo nunca tu madre? Siempre pensé que por eso probablemente nunca regresaste.
– Nunca me lo dijo nadie-. Pero no estaba sorprendida. Delaney guardó silencio y después de un momento le preguntó, – ¿Y alguien se lo creyó?
– Algunos.
Insinuar que ella había puesto fin a un embarazo por Nick, o que Henry había forzado un aborto iba más allá de un insulto. Delaney creía en el derecho de una mujer para escoger, pero no creía en el aborto. Ni porque no le gustara el padre, y ni por nada que Henry hubiera dicho-. ¿Qué pensó Nick?
Los ojos oscuros de Louie la miraron antes de contestar -Actuó como hace siempre. Como si no le importase, pero se peleó con Scooter Finley cuando Scooter fue tan estúpido como para mencionarlo delante de él.
Nick sabía que no estaba embarazada de su bebé, y la dejó aturdida que el rumor le hubiera molestado y mucho más lo suficiente como para pelearse con Scooter.
– Y ahora estás de regreso y una serie de nuevos rumores ha comenzado. No quiero que mi boda se convierta en una excusa para que mi hermano y tú creéis más chismes.
– Nunca haría eso.
– Bien porque quiero que Lisa sea el centro de atención.
– Creo que Nick y yo debemos evitarnos el uno al otro el resto de nuestras vidas.
Louie buscó en el bolsillo de su abrigo y cogió un juego de llaves-. Espero que así sea. De otra manera, volverás a herirlo otra vez.
Delaney no le preguntó lo que quería decir con aquel comentario. Ella nunca había lastimado a Nick. Imposible. Para que Nick resultara herido por algo, tenía que tener sentimientos humanos como todos los demás, y no los tenía. Tenía el corazón de piedra.
Después de que Louie se fuera, Delaney cerró, luego estudió en el mostrador varias revistas de bodas antes de salir. Tenía algunas grandes ideas, pero no podía concentrarse el tiempo suficiente como para centrarse en los detalles importantes.
Algunos dijeron que tú abortaste porque el bebé era de Nick. Otros pensaron que tal vez Henry te hizo deshacerte del niño. Delaney dejó las revistas y apagó las luces. Los viejos rumores eran demasiado fuertes como la insinuación de que el propio padre de Nick la había obligado a abortar porque el bebé era de Nick. Se preguntó qué tipo de persona esparciría algo tan cruel, y ella se preguntó si alguna vez sintieron remordimientos o alguna vez se molestaron en pedir perdón a Nick.
Delaney agarró su abrigo y cerró la peluquería. El Jeep de Nick estaba estacionado al lado de su coche en la oscuridad del aparcamiento de la parte trasera. Él actuó como hace siempre. Como si no le importase.
Intentó no preguntarse si realmente había estado tan dolido como Louie había insinuado. Intentó que no le importase. No después de la forma en que la había tratado el día anterior, le odiaba.
Delaney se alejó de las escaleras antes de arrepentirse y fue a la parte trasera de su oficina. Golpeó la puerta tres veces antes de que se abriese, y Nick estaba allí, parado, intimidándola más que una tripulación de piratas. Él cambió el peso de un pie al otro e inclinó su cabeza a un lado. Asombrado levantó las cejas, pero no dijo nada.