»Daisy se encontró con su amante en Edimburgo, en el festival. Cómo lo hizo ya lo descubriremos más adelante. Quizás en un teatro marginal o un concierto de pop. Su madre estaba enferma y no me cabe duda de que escapaba de su abuela siempre que podía. En aquella época estaba muy dolida. La sugerencia de Davina respecto a lo de Harvey era como para estar irritada. No, creo yo, porque estuviera sorprendida o ni siquiera disgustada, sino porque cada vez odiaba más el hecho de que interfiriera en su vida, esta manipulación. ¿Iba a suceder siempre, este organizarle la vida? No mejoraba, sino que empeoraba.
«Pero había un joven que no sentía ningún respeto por la familia de ella, ninguna veneración por ninguno de sus miembros, alguien a quien ella debía de ver como un espíritu libre, independiente, arrollador, osado. Alguien como ella misma, o alguien que ella podría ser también si fuera libre.
»¿De quién fue la idea? ¿De él o de ella? De él, creo yo. Pero quizá jamás se habría llevado a cabo si no la hubiera conocido, si él no hubiera besado a la hija del artillero, a Daisy. Y después dijo: "Todo esto podría ser nuestro. La casa, los terrenos, el dinero".
»Era un plan suficientemente sencillo y sería suficientemente sencillo realizarlo. Con tal de que él fuera un buen tirador y lo era, era muy buen tirador. No tenía ningún revolver y eso era un impedimento. Para él, no tener un arma siempre era un impedimento. Era como si su brazo derecho no estuviera completo si no tenía un arma en la mano. ¿Discutieron quizá la posibilidad de si había alguna escopeta o algún rifle en Tancred? ¿El viejo Harvey alguna vez había cazado pájaros en los terrenos? ¿Davina lo habría perdonado?
Burden esperó un momento. Luego, cuando Wexford levantó la mirada, dijo:
– ¿Qué ocurrió cuando volvieron aquí?
– No creo que volvieran aquí. Daisy sí, con su familia. Volvió al colegio y quizá le pareció un sueño, una fantasía espantosa que ahora nunca se haría real. Pero un día apareció él. Se puso en contacto con ella y quedaron en encontrarse, aquí, en los establos, donde ella había tenido su refugio. Nadie le vio, nadie venía aquí más que Daisy. ¿Qué había de aquello? ¿Cuándo iban a hacerlo?
»No creo que Daisy supiera si su abuela había hecho testamentó o no. Si había testamento y Naomi y Harvey estaban muertos, sin duda ella sería la única beneficiaria. Si no había testamento, la sobrina de Davina, Louise Merritt, podría heredar algo. Louise Merritt murió en febrero y no creo que fuera coincidencia que esperaran hasta después de su muerte para llevar a cabo su plan.
»Antes de eso, unos meses antes, probablemente en otoño, él se encontró con Andy Griffin en el bosque. Cómo se produjo el encuentro no lo sé, ni cuántos encuentros habían tenido antes de hacerle la proposición, pero Andy le ofreció venderle un arma y la oferta fue aceptada.
»Él cambió el cañón, lo sabía todo de eso. Había llevado las herramientas con él. -Wexford explicó cómo había descubierto el anuncio en la guía de la ciudad de Heights-. El nombre de la armería era Coram Clark. Sabía que había visto ese nombre antes en alguna parte pero no podía recordar dónde. Lo único que sabía era que se trataba del nombre de alguien, y de alguien relacionado con el caso. Al fin lo recordé. Al principio de los sucesos, el día después de los asesinatos, cuando los periodistas estaban aquí.
»Había un periodista del periódico local que formuló una pregunta en la rueda de prensa. Se quedó fuera esperándome. Era un joven muy engreído, muy seguro de sí mismo, un muchacho moreno y apuesto. Había ido al colegio con Daisy, me dio esa información voluntariamente, y después me dijo su nombre. Me habló de cómo tenía intención de llamarse profesionalmente, no se había decidido todavía.
»Ahora sí. Lo vi en un subtitular del Courier. Se hace llamar Jason Coram, pero su nombre completo es Jason Sherwin Coram Sebright.
– Sebright también me había dicho, a propósito de nada en particular, que su madre era americana, que visitaba a su madre en Estados Unidos. Todavía era una apuesta arriesgada.
»Me lo contó en el funeral. Se sentó a mi lado. Después entrevistó a los asistentes, de una manera que, con orgullo me dijo, era su técnica de la televisión norteamericana. Vino para conseguir una entrevista en exclusiva con Daisy el día siguiente de lo del tipo que merodeaba por la casa. Le encontré cuando salía y me lo contó todo. Iba a titular su artículo: "El intruso enmascarado" y quizá lo ha hecho, no lo sé.
»Un joven moreno y guapo es lo que Ishbel Macsamphire había visto con Daisy en Edimburgo. Esta descripción podría aplicarse igualmente a John Gabbitas, pero Gabbitas es inglés y tiene a sus padres en Norfolk.
»Jason Sebright acababa de terminar la escuela. Tenía dieciocho años, pronto cumpliría diecinueve. En septiembre entró en el programa de formación en periodismo con un empleo en el Courier. Podría haber ido a Edimburgo al mismo tiempo que Daisy se encontraba allí. Esperé hasta que fueron las diez de la mañana en Nevada y llamé a Coram Clark, la armería de la ciudad de Heights. En aquel momento, el propio Coram Clark, llamado Coram Clark Júnior, no se hallaba allí pero podía encontrarle, me dijeron, en su tienda del centro Carson City. Al final hablé con él. Se mostró ansioso por ayudar. El entusiasmo americano me resulta muy refrescante. Por allí no se oye mucho eso del "podría haber sido". ¿Tenía un joven pariente llamado Jason Sebright en este país?
»Afirmó que estaba familiarizado con la técnica de cambiar el cañón de un revólver. Me dijo que las herramientas para realizar esta tarea no abultan y podían traerse fácilmente a este país. Los de la Aduana no sabrían para qué servían. Pero no tenía ningún joven pariente llamado Jason en el Reino Unido ni en ninguna otra parte. Sus hijas, de solteras Clark, estaban casadas. No tenía hijos varones. Él era hijo único y no tenía sobrinos. Jamás había oído hablar de Jason Sherwin Coram Sebright.
– No me extraña -dijo Burden, no muy complacido-. Es de lo más forzado.
– Sí. Con todo, me compensó. Coram Clark no tenía parientes jóvenes en este país ni en ningún otro. Pero me proporcionó una gran cantidad de información útil. Me dijo que daba clases de puntería en un campo de tiro local. A veces también tenía estudiantes de la universidad de Heights que trabajaban para él, conduciendo, trabajando en la tienda, incluso en algunos casos efectuando tareas de reparación de armas. Los estudiantes de las universidades americanas con frecuencia trabajan para pagarse los estudios.
«Después de colgar el teléfono recordé algo. Una camiseta de universidad americana con letras casi descoloridas. Pero estaba seguro de que habían sido ST y una U mayúscula.
»Mi amigo Stephen Perkins, de la universidad de Myringham, pudo decirme que esas letras representaban el simple trámite de examinar el curriculum vitae en las solicitudes de los posibles estudiantes de escritura creativa. Stylus University, California. A todo le llaman ciudad allí y Stylus es muy pequeño para ser ciudad, pero posee fuerzas policiales y un jefe de policía, Peacock. También tiene ocho armerías. El jefe Peacock ha hablado conmigo, ha sido más útil aún que Coram Clark, y me ha dicho en primer lugar que la Stylus University da un curso de Historia Militar, y en segundo lugar que una de las armerías frecuentemente empleaba a estudiantes universitarios para ayudar en la tienda por las tardes y los fines de semana. He telefoneado a las armerías, una tras otra. En la cuarta a la que he llamado recordaban muy bien a Thanny Hogarth. Había trabajado para ellos hasta el final de su último semestre el año pasado. No porque necesitara dinero. Su padre era rico y le pasaba una buena paga. Le encantaban las armas, le fascinaban.
«Peacock me dijo otra cosa. Hace dos años dos estudiantes de la Stylus murieron a tiros en el recinto de la universidad; ambos eran hombres y tenían una cosa en común: habían salido sucesivamente con la misma chica. Jamás encontraron al asesino.