Por fortuna, Victoria no volvió a proponerlo más y al término de la semana parecía que las aguas habían vuelto a su cauce. Charles estaba de buen humor, las cenas eran un éxito, y Geoff se comportaba muy bien. Sin embargo, a Victoria le disgustaba que las tareas domésticas consumieran todo su tiempo.
– Sigue así un par de semanas más -sugirió Olivia- Y, cuando lo tengas todo bajo control, podrás dedicarte a otras cosas, como ir de compras o comer con amigas.
O asistir a conferencias y manifestaciones, pensó Victoria, que había leído que se organizaban unas reuniones informativas a las que deseaba asistir para saber más sobre la guerra en Europa. A pesar de que devoraba todas las noti- cias sobre la contienda, nunca tenía suficiente información para comprender los entresijos de lo que ocurría, y cuando Charles llegaba a casa por las noches estaba demasiado cansado para explicárselo.
Al final Olivia tuvo que regresar a Croton con su padre. Se había quedado en la ciudad más tiempo del que tenía previsto para ayudar a su hermana, pero Edward deseaba volver a casa. Prometió que pronto les visitaría de nuevo, y Victoria y Charles anunciaron que estarían un fin de semana en Croton. No obstante, el tiempo pasaba y Charles estaba enfrascado en un juicio importante, Geoff debía asistir a la escuela y Victoria estaba totalmente volcada en sus reuniones. Llamó a su hermana en un par de ocasiones y se escribían casi a diario.
A finales de septiembre el rostro del mundo había cambiado, así como sus vidas. Los últimos días de agosto, Japón había declarado la guerra a Austria y Alemania. La batalla del Mame había detenido el avance alemán en Francia, pero los germanos habían iniciado los bombardeos sobre París. Los rusos habían sufrido varias derrotas en los lagos del Masuria y Prusia. Victoria procuraba mantenerse informada de todos los acontecimientos. De hecho, su interés por la contienda comenzaba a ensombrecer su pasión por el sufragio de las mujeres y ya apenas paraba en casa. Había seguido los consejos de Olivia durante las primeras semanas, pero pronto recuperó sus hábitos y sólo se preocupaba por sus propios intereses. Se celebraban múltiples conferencias interesantes sobre cuestiones políticas, y asistía a todas las que podía para aprender más. Charles conversaba en ocasiones con ella cuando regresaba por las noches, pero por lo general estaba demasiado cansado para hablar sobre los temas que a su esposa tanto le apasionaban y lo cierto era que le inquietaba que, desde la marcha de Olivia, hubiera descuidado sus responsabilidades; no se ocupaba de las tareas domésticas ni arreglaba el jardín, y los vecinos le habían comentado que Geoff se pasaba los días jugando en la calle porque ella nunca estaba en casa.
– No es esto lo que acordamos -le recordó.
Victoria escuchó sus palabras e intentó actuar como se esperaba de ella, pero no podía. Por otro lado, su relación íntima también había empeorado desde su regreso. Nunca hacían el amor, ella sentía una verdadera repulsión hacia el acto sexual y le espantaba que Geoff les oyera. Charles cada vez bebía más, y Victoria fumaba sin cesar. Su mujer representaba todo aquello que no deseaba en una casa, de su esposa o del matrimonio.
Cuando Olivia les visitó por fin, encontró tanto a Victoria como a su marido en un estado pésimo, pues apenas se dirigían la palabra. Decidió llevarse a Geoff y el perro al hotel donde se alojaba y sugirió a su hermana con tono severo que intentara arreglar la situación con su marido.
Sin embargo, al día siguiente las cosas parecían haber empeorado.
– ¿ Qué ocurre aquí? -inquirió Olivia furiosa.
– Esto no es un matrimonio -contestó su hermana con indignación-, sino un acuerdo. Me contrató para que fuera su sirvienta, ama de llaves y niñera de su hijo.
– Eso es ridículo -protestó Olivia-. Te comportas como una niña mimada. Charles te brindó la protección de su nombre y salvó tu reputación. Te ha ofrecido su hogar, a su hijo y una vida agradable, pero tú estás enfadada por- que tienes que llevar la casa y procurar que la cocinera le sirva una cena decente. No, Victoria, no te ha «contratado» como su sirvienta, pero tampoco parece que tú quieras actuar como su esposa.
– ¡Tú no sabes nada de nada! -exclamó Victoria con ira, pues le molestaba que su hermana se hubiera acercado tanto a la verdad.
Olivia procuró calmarse. Deseaba ayudar a su hermana, a quien seguía añorando muchísimo, pero no lo suficiente para querer que abandonara a Charles, puesto que sabía cuán terrible sería eso para él y Geoff.
– Tienes que esforzarte -aconsejó-. Con el tiempo te acostumbrarás. Yo te ayudaré a llevar la casa.
– No quiero llevar la casa, ni la suya ni la de nadie. Todo esto fue idea de nuestro padre, éste era el castigo por hacer lo que hice con Toby. -Olivia sabía, no obstante, que el verdadero castigo fue el que sufrió en el cuarto de baño de Croton. De lo que se quejaba ahora no era más que una serie de obligaciones a que debía resignarse. Su hermana era como un pájaro en una jaula-. Prefiero morir a quedarme aquí -declaró enfurruñada.
– No vuelvas a decir eso nunca.
– Es cierto. Hay una guerra en Europa, donde miles de hombres inocentes fallecen. Preferiría hacer algo útil allí a desperdiciar mi vida aquí cuidando de Geoffrey.
– Él te necesita, Victoria. -Por un instante Olivia deseó ser capaz de cambiar a su hermana, que siempre tenía ideas alocadas o defendía causas perdidas por las que valía la pena luchar y morir; sin embargo no se preocupaba en absoluto por las personas que la necesitaban-. Charles también te necesita -añadió.
Victoria negó con la cabeza y se acercó a la ventana.
– No, él necesita a Susan. No tenemos una vida en común…ya entiendes a qué me refiero…nunca la hemos tenido. Desde el principio las cosas fueron mal. Supongo que él todavía piensa en ella y yo… no puedo… no después de lo ocurrido con Toby.-Se le saltaron las lágrimas.
Olivia la observó extrañada. No era propio de su hermana darse por vencida, por lo que comprendió que aún era posible arreglar la situación.
– Quizá necesitéis estar solos durante un tiempo -sugirió con delicadeza.
A pesar de que le resultaba embarazoso hablar del tema, se trataba de un problema grave y no era el momento de mostrarse tímida.
– Pasamos dos meses en Europa, y tampoco funcionó.
– Era diferente, apenas os conocíais. Quizá necesitéis estar más tiempo solos aquí, para conoceros mejor. -Olivia se sonrojó. Victoria sonrió al pensar que su hermana era muy inocente. No tenía idea de las complicaciones de su matrimonio, lo que implicaba yacer con Charles y temblar cada vez que la tocaba-. Esta casa es nueva para ti. Si pudierais estar una temporada solos, sin Geoff, quizás os sentiríais mas a gusto juntos.
– Quizá. -No obstante eso no cambiaba lo que sentía por él. Además, notaba lo mucho que Charles añoraba a Susan y sabía que, aunque deseaba su cuerpo, no la quería. Al menos Toby la había engañado, la había hecho creer que la adoraba, y ella le había creído. En el caso de su esposo, por muy amable y considerado que se mostrara, era evidente que nunca sentiría nada por ella-. No hay solución, Olivia, créeme.
– No puedes decir eso todavía, sólo lleváis casados tres meses y apenas os conocíais antes.
– ¿ Qué me dirás cuando afirme lo mismo dentro de un año? -preguntó Victoria, que intuía cómo acabaría aquello; pasarían toda la vida juntos pero jamás se amarían- ¿Me permitirás entonces divorciarme de él? -Ambas sabían que su padre se negaría en redondo, incluso a Olivia le escandalizaba la idea. Sin embargo Victoria sabía que no podría soportar esa situación eternamente-. No me quedaré aquí hasta que me pudra; me moriría.
– No puedes tomar una decisión ahora, es demasiado pronto. Debes esperar, al menos hasta que estés convencida de tus sentimientos y de los suyos. -Con el tiempo quizá podría regresar a Croton, pero sin divorciarse. No obstante la vida en Henderson Manor también la destrozaría, pues Victoria necesitaba ideales, la política y nuevos horizontes, no se contentaría con sentarse en casa y arreglar los calcetines de su padre, como hacía ella-. ¿ Qué tal si me llevo a Geoff unos días? No pasará nada porque falte un par de días a clase. Me lo llevaría a Croton para que estuvierais solos; quizás así arregléis vuestros problemas.