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– Ya me lo contarás después de ducharte.

– Está bien.

Pero no estaba bien, se dijo Matt, que sabía lo mucho que se habría alegrado Erin al oír aquello. Quizá el salón no estaría tan impecable como con Charlotte, pero…

“Basta ya!, se dijo. “Esta era la vida que querías llevar, ¿no?”

– Voy a subir a ver a los gemelos.

Ella hizo un gesto de desagrado.

– No hace falta. Están ya dormidos.

– ¿Te han dado algún problema?

– Sólo cuando les dije que no podían acostarse en la misma cama. Ya son demasiado mayores para dormir juntos. Pero lo malo era que insistían en dormir los dos abrazados a ese horrible juguete. Así que tuve que quitárselo para que dejaran de discutir.

– ¿Les quitaste a Tigger?

– ¿Ese es el nombre de ese asqueroso bicho?. Pues sí, se lo quité y lo he guardado en la despensa.

Matt pensó que debía dar las gracias de que al menos no lo hubiera quemado.

– ¿Y aun así se fueron a dormir?

– Por supuesto.

Pero cuando Matt fue a comprobarlo, descubrió que no solo no estaban dormidos, sino que ni siquiera estaban en la habitación.

– ¿Erin?.

Nick la llamó, preocupado, después de contestar al teléfono y ella fue corriendo.

– ¿Qué pasa, Matt?

– Erin, los gemelos se han ido.

– ¿Qué se han ido?- ella respiró hondo para mantener la calma. ¿Quieres decir que se han fugado?

– Eso parece.

– Yo…-volvió a respirar hondo. Creo que ya sé donde están. ¿Recuerdas que les dijimos que estaría al otro lado de la bahía?. Seguro que están en la playa, camino de aquí.

– No.

– ¿No?

Al oír aquello, Erin se asustó de verdad.

– No, ya lo he comprobado- aseguró él. Fui en bici y comprobé que no estaban en la playa. Luego caí en la cuenta de que podían haber pensado que por el mar tardarían menos y me acordé de la barca, junto al río. Y, efectivamente, la barca no está en su sitio. Así que lo más probable es que la corriente los haya arrastrado mar adentro.

– Me prometieron que no se subirían en la barca- le dijo un cuarto de hora después Matt a Erin mientras iban en la lancha de la policía.

Rob había avisado a todo el mundo de la desaparición de los gemelos y medio Bay Beach se había puesto en marcha. Todo el mundo que tenía alguna lancha se había echado al mar para ver si encontraban a los niños.

– Quizá nos hayamos equivocado- continuó diciendo Matt.

Quizá la barca se haya soltado sola. Al fin y al cabo, ellos prometieron no subirse en ella.

– Creo que sí se han subido- comentó Erin, con voz muy asustada. Y es porque seguro que han pensado que yo los había abandonado y entonces podían ellos también romper su promesa.

– Erin…-Matt cerró los ojos.

– No es culpa tuya. Yo debería haber supuesto lo que iba a pasar.

Erin se acordó de que Matt le había contado, además, que Charlotte les había quitado a Tigger. Aquello sin duda había sido el detonante de todo.

Ambos se quedaron en silencio, rezando por que todo acabara bien. En un momento dado, Matt la agarró por la cintura y ambos se quedaron abrazados mientras la lancha proseguía su búsqueda.

Erin no recordaba haber pasado una noche más horrible en toda su vida.

– El único culpable soy yo- dijo horas después Matt

– ¿Por qué dices eso?- le preguntó Erin.-

– Porque no tuve el coraje suficiente para cambiar mi vida. Pero te prometo que si los encontramos, lo haré.

Y poco antes del amanecer, los encontraron.

Un barco de pescadores vio la barca y dio la voz de alarma. En seguida toda la flota de embarcaciones se dirigió allí.

Pero cuando llegó la lancha de la policía, Erin vio que los gemelos no estaban a salvo todavía. Desde el barco que les había encontrado, trataron de engancharlos con un arpón, pero este era demasiado corto y el barco acabó embistiendo a la pequeña barca.

Cuando Erin vio que la barca estaba llena de agua y a punto de hundirse, no aguantó más la angustia y se tiró al agua con un salvavidas.

Y Matt no tardó en seguirla.

Erin demostró ser una excelente nadadora y fue quien primero alcanzó la barca. Abrazó a los muchachos como si le fuera la vida en ello. Luego consiguió estabilizar la barca, dando gracias a Dios por haber aprendido a navegar con sus hermanos.

Finalmente, Matt alcanzó también la embarcación y Erin lo ayudó a subir a bordo. Luego los dos adultos y los dos pequeños se quedaron abrazados.

Todo el mundo sonrió aliviado desde sus barcos, conscientes de que acababa de nacer una familia.

11

Los gemelos se quedaron dormidos poco después.

Se habían llevado un buen susto, pero al sentirse de nuevo a salvo con Matt y Erin, se habían quedado tan relajados que no habían podido aguantar despiertos. La barca fue remolcada hasta el puerto. Una vez allí, secaron a los muchachos y los llevaron a casa.

Charlotte no estaba.

– Fui tan duro con ella, que no creo que vuelva- le explicó Matt a Erin mientras metían a los gemelos a la bañera, llena de agua caliente.

– Lo siento mucho, Matt- dijo Erin.

– No tienes por qué. Creo que al fin ha pasado lo que tenía que pasar.

Después acostaron a los niños en la misma cama y se quedaron contemplándolos hasta que ambos se quedaron dormidos, abrazados a su querido Tigger.

Luego fueron a cambiarse ellos también de ropa y, justo cuando los primeros rayos de sol empezaba a iluminar la casa, ambos se encontraron en el salón, donde todavía ardían las ascuas del fuego que había prendido Charlotte la noche anterior.

Erin, que todavía no se había comprado ningún camisón, llevaba puesto aquello enorme pijama de franela que le hacía diez años mayor.

Entonces Matt recordó la angustia que había sentido al verla saltar al agua. Por un momento había pensado que iba a perderlos a los tres.

Aquella sensación había sido insoportable, como insoportable estaba siendo la espera para lo que llevaba tiempo deseando hacer.

– Cásate conmigo, Erin.

Ella se lo quedó mirando fijamente.

– ¿Qué…me case contigo?

– Eso es lo que he dicho- aseguró él, abrazándola.

Y cuando sintió el cuerpo de ella contra el de él, se dijo a sí mismo que nunca volvería a separarse de ella.

La amaba tanto…¿Cómo no se habría dado cuenta antes?. La amaba más que a nada en el mundo. Pero justo entonces, ella lo echó hacia atrás y lo miró preocupada.

– Matt, debe ser por el shock que hemos surgido todos. Te recuerdo que a quien quieres es a Charlotte.

– No es cierto. Nunca he querido de verdad a Charlotte- dijo, fijándose en el anillo de compromiso que ella había arrojado indignada, durante su discusión, sobre la mesita del salón. Y ya lo ves, ella tampoco me quiere ya a mí. Me ha devuelto el anillo.

– Y ahora…¿quieres que me lo ponga yo?

Él sacudió la cabeza.

– De ningún modo- dijo, volviendo a abrazarla. Te compraré otro. Tú y charlotte sois completamente diferentes. Y he sido un tonto por no darme cuenta antes de que es a ti a quien amo. Te quiero, Erin, y tu anillo lo compararemos juntos. Será un anillo lleno de colorido, como eres tú.

– Matt…

Él besó el pelo mojado de ella y luego, sin poder resistir más, la besó en la boca. Fue un beso lleno de promesas.

– ¿Sí, amor mío?- dijo él con voz ronca por el deseo.

– Matt…-comenzó a decir ella, todavía preocupada, pero yo no puedo abandonar a los gemelos.

Así que era lo que la preocupaba, pensó Matt. Inmediatamente dio un grito de alegría y la levantó en volandas, comenzando a dar vueltas sobre sí mismo.

– ¿Los gemelos?. Erin, yo quiero a los gemelos como si fueran mis hijos. Además, sé que tú y ellos sois inseparables, así que me quedaré con todo el lote.

– ¿Quieres…quieres decir que los adoptarás?