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– Los dos los adoptaremos.

Entonces ella, al mirarlo a los ojos y ver que estaba hablando con sinceridad, sintió una alegría inmensa.

Ël la dejó entonces en el suelo y le agarró las manos mientras la miraba fijamente a los ojos.

– ¿Te casarás conmigo?

Ella se moría por responder que sí, pero antes quería aclarar ciertas cosas.

– Matt, tú vida se convertirá en un caos.

– Me he dado cuenta de que me encanta el caos.

– Pero a ti te encantan las cosas de tu madre- miró a su alrededor. Esta alfombra…las figuritas de porcelana…te advierto que con los gemelos viviendo aquí, habrá accidentes yla casa perderá el aspecto reluciente que tiene ahora.

Como respuesta, él agarró una figurita de porcelana y la dejó caer. La figurita, en cuanto tocó el suelo, se rompió en mil pedazos.

A continuación, Matt agarró el atizador de la chimenea y escribió sobre la alfombra: Matt quiere a Erin.

– ¡Matt, eso es una gamberrada!. Si fuera tu madre, te daría ahora mismo una buna zurra.

– ¿Quieres intentarlo?- bromeó él, mirándola con ojos enamorados.

– ¡Matt McKay!

– ¿Qué pasa, Erin Douglas?. ¿Vas a casarte conmigo o quieres que siga destruyendo figuritas de porcelana?

– No, lo mejor será guardarlas para dárselas como regalo de boda a Charlotte y Bradley- dijo Erin.

– Veo que eres una mujer muy práctica- comentó él, volviendo a abrazarla. Eres la loca más sensata que he conocido nunca. Te quiero, Erin. Así que, ¿vas a decirme que aceptas casarte conmigo o me obligarás a besarte hasta que digas que sí?

– Pues entonces, acepto, pero solo para evitar que me beses- bromeó ella.

– Tengo malas noticias para ti. Pensaba hacerlo de todos modos.

Marion Lennox

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