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Los Kabalistas afirman que cualquier fenómeno o cualquier objeto consiste de estos cuatro principios, es decir, que cualquier objeto y cualquier fenómeno consiste del Nombre de Dios (El Mundo), – Logos.

El estudio de este Nombre (o de la palabra de cuatro letras, tetragrammaton, en griego) y el hallazgo de esto en todas partes constituye el mayor problema de la filosofía Kabalística.

Para establecer esto en otra forma los Kabalistas sostienen que estos cuatro principios penetraron y crearon todo. Por consiguiente, cuando el hombre encuentra esos cuatro principios en las cosas y fenómenos de la totalidad de las diferentes categorías (donde antes él no observaba similitud), comienza a ver analogía entre estos fenómenos. Y gradualmente, termina por convencerse de que el mundo entero está construido de acuerdo a una y a la misma ley, sobre uno y el mismo plan. La riqueza y el desarrollo de su intelecto consisten en la expansión de su facultad para encontrar analogías. Por lo tanto el estudio de la ley de las cuatro letras, o del nombre de Jehovah presenta medios poderoso para ampliar la consciencia.

Esta idea está perfectamente clara, porque si el Nombre de Dios está realmente en todo (si Dios está presente en todo), todo sería análogo a cada cosa – la más pequeña partícula análoga a la totalidad, una grano de polvo análogo al universo, y todo análogo a Dios. El Nombre de Dios, la Palabra o Logos es el origen del mundo. Logos también significa Razón, la palabra es el Logos, la razón de todo.

Ha una completa correspondencia entre Kabala y Alquimia y Magia. En la Alquimia los cuatro elementos que constituyen el mundo son llamados fuego, agua, aire y tierra; estos corresponden totalmente en significado con las cuatro letras Kabalísticas. En Magia, ellos son expresados como cuatro clases de espíritus: elfos (o salamandras), ondinas, silfos y gnomos.

El Tarot a su vez es totalmente análogo a la Kabala, la Alquimia y la Magia, y los incluye. Correspondiendo a los cuatro primeros principios o cuatro letras del Nombre de Dios o los cuatro elementos alquímicos o las cuatro clases de espíritus, el Tarot tiene cuatro pintas – cetros, copas, espadas y pantáculos. Así cada pinta, cada lado del cuadrado, igual al punto, representa uno de los elementos, controla una clase de espíritu. Los cetros son fuego o elfos (o salamandras); las copas son agua u ondinas; las espadas son aire o silfos, y los pantáculos, tierra o gnomos. Además en cada pinta el Rey significa el primer principio o fuego; la reina- el segundo principio o agua; el Caballero – el tercer principio o aire, y el Paje (valet) – el cuarto principio o tierra.

Luego nuevamente, los ases significan fuego, los dos agua; los tres aire; los cuatro tierra. Luego nuevamente los cuatro es el primer principio, los cinco el segundo, etc.

Al observar las pintas, uno puede decir que las pintas negras (cetros y espadas) expresan actividad y energía, voluntad, iniciativa y el lado subjetivo de la consciencia, y las rojas (copas y pantáculos) expresan pasividad, inercia y el lado objetivo de la consciencia. Luego las primeras dos pintas (cetros y copas) representan "el bien" y las otras dos (espadas y pantáculos) representan "El mal". Así cada carta de los cincuenta y seis indican (independientemente de su número) la presencia de los principios de actividad o pasividad, del "bien" o del "mal", surgiendo tanto en la voluntad del hombre como fuera de ella. Y el significado de cada carta es posteriormente descifrado a través de sus variadas combinaciones con las pintas y números en su significado simbólico. Las cincuenta y seis cartas como un total representan un completo cuadro de todas las posibilidades de la consciencia del hombre. Y esto hace el Tarot adaptable para la adivinación. Así, incluyendo a la Kabala, la Astrología, la Alquimia y la Magia, el Tarot hace posible "buscar oro", "evocar espíritus" y "trazar horóscopos", simplemente por medio del mazo de cartas sin la complicada parafernalia y ceremonias de un alquimista, astrólogo o mago.

Pero lo más interesante del Tarot está en las veintidós cartas con nombre. Estas cartas tienen significado numérico y también un muy complicado significado simbólico.

La literatura relativa al Tarot tiene en consideración principalmente la lectura de los diseños simbólicos de las veintidós cartas. Verdaderamente muchos escritores sobre ocultismo han desplegado sus trabajos sobre el plan del Tarot. Per esto no se sospecha frecuentemente porque el Tarot raramente es mencionado. Oswald Wirth habla del origen del Tarot en su ensayo sobre el Tarot Astronómico.

"De acuerdo al cristiano, los veintidós arcanos mayores del Tarot representan los cuadros jeroglíficos que se encontraban en los espacios entre las columnas de una galería que el neófito estaba obligado a cruzar en las iniciaciones egipcias. Había veintidós columnas al norte y la misma cantidad al sur, esto es, once cuadros simbólicos a cada lado. Estos cuadros eran explicados al candidato para la iniciación en orden regular, y ellos contenían las reglas y principios para el iniciado. Esta opinión es confirmada por la correspondencia que existía entre arcanos cuando estaban así dispuestos." [1]

En la galería del templo los cuadros eran dispuestos en pares, uno opuesto al otro, así que el último cuadro era opuesto al primero, la penúltima se oponía a la segunda, etc. Cuando colocamos así las cartas encontramos una sugerencia interesante y profunda. De esta forma la mente encuentra el uno en el dos, y es llevada del dualismo al monismo, que es lo que podemos llamar la unificación de la dualidad. Una carta explica a la otra y cada par muestra además que ellas pueden ser solamente explicadas en forma mutua y no hay significado cuando son tomadas en forma separada.

Así, por ejemplo, las cartas 10 y 13 ("Vida" y "Muerte") significan en conjunto una condición total y complementaria que no puede concebirse por el proceso mental ordinario e imperfecto. Pensamos de vida y muerte como dos "opuestos", antagonistas uno de otro, pero, si vamos más allá, veremos que cada uno depende del otro para la existencia y no podrían venir a la existencia en forma separada.

Un símbolo puede servir para transferir nuestras intuiciones y para sugerir otras nuevas mientras su significado no esté definido. Los símbolos reales están perpetuamente en proceso de creación, pero cuando reciben un significado definitivo se transforman en jeroglíficos y finalmente un simple alfabeto. Como esto ellos expresan simplemente conceptos ordinarios, cesan de ser un lenguaje de los Dioses o de los iniciados y pasa a ser un lenguaje de los hombres que cualquiera puede aprender.

Propiamente hablando, un símbolo en ocultismo significa lo mismo en arte. Si un artista usa símbolos ya hechos en su trabajo, este no es verdadero arte, sino solamente un pseudo arte. Si un ocultista comienza a usar símbolos ya hechos, su trabajo no es verdaderamente oculto, porque esto no contendrá esoterismo, ni misticismo, sino sólo un pseudo ocultismo, pseudo esoterismo y pseudo misticismo. El simbolismo en que los símbolos tiene significados definidos es pseudo simbolismo.

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Teniendo clara esta idea en su mente, el autor halla que la clave del Tarot debe residir en la imaginación y decide hacer un esfuerzo para re-diseñar las cartas, entregando cuadros descriptivos del Tarot, y para interpretar los símbolos, no por medio de análisis, sino por síntesis. El lector encontrará en el siguiente titulo "cuadros escritos", reflexiones de muchos autores que han escrito sobre el Tarot, como Saint Martin, Eliphas Levi, Papus, etc. y otros autores que ciertamente nunca pensaron en el Tarot como, por ejemplo, Plotino, Gichtel (siglo VXII), Friedrich Niestzche, M. Collins, etc., quienes llegaron, no obstante, a los mismos principios fundamentales como los autores desconocidos del Tarot.