Por coincidencia o diseño, entonces, las pinturas monocromáticas chinas, con su armonía entre el vacío y las formas, son expresiones del Heart Sutra “el color es vacío y el vacío es color”. Y vacíos, especialmente proporcionados por lavados en tintas o pintados en superficies, expresan la inmensidad de la naturaleza mucho mejor que una imagen realista de las montañas y arroyos. Estos vacíos parecen empapados de chi.
Similarmente, los chinos sentían que la tinta y sus sutiles degradaciones en sombra, desde el blanco hasta el negro, podían expresar tonos muchos más sutiles de una forma más precisa y nítida que el color. Tal como un experto dijo, “Si tienes tinta tienes los cinco colores.”
[1] Los pintores chinos usaban la tinta de maneras diferentes para crear un variado sentido de profundidad – la tinta oscura para crear formas sólidas, tintas claras para dar a entender distancias, y bañados de tinta para crear neblinas separando el primer plano del del medio, y el medio plano del distante fondo del cuadro. Estas nieblas actuaban como velos misteriosos, evocando el sentido de libertad de la naturaleza, el universo, y el Gran Vacio de Tao (Great Void of Tao). La niebla ayudaba visualmente a unir el misterioso paso entre el finito y el infinito. El acto de pintar y el de contemplar la pintura era una actividad sublime que vinculaba al artista y al observador a la naturaleza espiritual de lo existente y lo no existente. Los pintores chinos expresarían y reforzarían el ambiente contemplativo de una pintura escribiendo un poema en los rollos de papel.