Por supuesto, la misma prudencia que ha llevado a Jacinto do Prado Coelho a no suprimir ninguno de los trechos que ha considerado susceptibles de publicación, por muy incompletos que apareciesen, me ha llevado a seguir su ejemplo, teniendo en cuenta, desde luego, el interés, unas veces mayor y otras menor, que todos ellos tienen. Y claro es que sólo el propio Pessoa era la persona apta para hacer las correcciones de estilo a que se refiere el primero de los párrafos transcritos. En cambio, y aceptando la idea pesoana expresada en el segundo, he reunido en un «Apéndice» la «Marcha Fúnebre» y los textos semejantes a ella; y lo que me ha movido a hacerlo es que, lo mismo que Pessoa, he comprendido que el estilo y la naturaleza lírica de estos fragmentos es muy diferente del estilo y la naturaleza de los demás, hasta el punto de que, según mi propia experiencia de lector y traductor, interfieren en una lectura coherente del Libro. Estos textos reflejan el ambiente decadentista de la primera época de Pessoa y representan a un personaje que poco tiene que ver, a mi juicio, y espero que al del lector, con el Bernardo Soares ayudante de contabilidad, de estilo nada espectacular ni grandilocuente y, por supuesto, no dominado por las aspiraciones aristocratizantes que se descubren en estos trechos [25].
[25] Doy entre paréntesis los números que corresponden en el texto original a los fragmentos que he reunido en el apéndice: 1 (108), 2 (245), 3 (246), 4 (247), 5 (248), 6 (249), 7 (250), 8 (251), 9 (252), 10 (253), 11 (254), 12 (255), 13 (256), 14 (257), 15 (258), 16 (259), 17 (260), 18 (261), 19 (265), 20 (266), 21 (270), 22 (271), 23 (272), 24 (278), 25 (301), 26 (329), 27 (335), 28 (336), 29 (366), 30 (397), 31 (398), 32 (468), 33 (481), 34 (485).