Выбрать главу

Vivir es hacer punto de media con una intención de los demás. Pero, al hacerlo, el pensamiento es libre, y todos [33] los príncipes encantados pueden pasear por sus parques entre zambullida y zambullida de la aguja de marfil de pico al revés. Punto de ganchillo de las cosas… Intervalo… Nada…

Por lo demás, ¿con qué puedo contar conmigo? Una acuidad horrible de las sensaciones, y la comprensión profunda de estar sintiendo… Una inteligencia aguda para destruirme, y un poder de ensueño ávidamente deseoso de entretenerme… Una voluntad muerta y una reflexión que la arrulla, como a un hijo vivo… Sí, punto de ganchillo…

6

Encaro serenamente, sin nada más que lo que en el alma represente una sonrisa, el encerrárseme siempre la vida en esta Calle de los Doradores [34], en esta oficina, en esta atmósfera de esta gente. Tener lo que me dé para comer y beber, y donde vivir, y el poco espacio libre en el tiempo para soñar, escribir -dormir-, ¿qué más puedo yo pedir a los Dioses o esperar del Destino?

He tenido grandes ambiciones y sueños dilatados -pero también los tuvo el cargador o la modistilla, porque sueños los tiene todo el mundo: lo que nos diferencia es la fuerza de conseguir o el destino de conseguirse con nosotros.

En sueños, soy igual al cargador y a la modistilla. Sólo me diferencia de ellos el saber escribir. Sí, es un acto, una realidad mía que me diferencia de ellos. En el alma, soy su igual.

вернуться

[33] En el original «todas», tal vez una referencia irónica a las princesas encantadas, si no descuido del autor.

вернуться

[34] La calle de los Doradores se encuentra en la Baixa, o parte llana de la ciudad de Lisboa, y desemboca en la Praça da Figueira, de la que se habla más adelante.