¡Cuánto más bella la Gioconda si no la pudiésemos ver! ¡Y si quien la robase la quemara, cuan artista sería, qué mayor artista que el que la pintó!
¿Por qué es bello el arte? Porque es inútil. ¿Por qué es fea la vida? Porque es toda fines y propósitos e intenciones. Todos sus caminos son para ir de un punto a otro. Ojalá hubiera un camino hecho desde un lugar del que nadie parte hasta un lugar al que nadie va.
Quién diera su vida construyendo un camino empezado en medio de un campo y que fuese a dar en medio de otro; que, prolongado, sería inútil, pero que se quedaba, sublimemente, en sólo la mitad de un camino.
¿La belleza de las ruinas? El no servir para nada. ¿La belleza del pasado? El recordarlo, porque recordarlo es volverlo presente, y no lo es, ni puede serlo -lo absurdo, amor mío, lo absurdo.
Y yo, que digo esto, ¿por qué escribo yo este libro? Porque lo reconozco imperfecto. Callado, sería la perfección; escrito, se imperfecciona; por eso lo escribo.
Y, sobre todo, porque defiendo la inutilidad, lo absurdo, (…) -yo escribo este libro para mentirme a mí mismo, para traicionar a mi propia teoría.
Y la suprema gloria de todo esto, amor mío, es pensar que quizás esto no sea verdad, ni yo lo crea verdadero.
(¿1913?)
455
El arte es un esquivarse a hacer [393], o a vivir. El arte es la expresión intelectual de la emoción, distinta de la vida, que es la expresión volitiva de la emoción. Lo que no tenemos, o no osamos, o no conseguimos, podemos poseerlo en sueños, y es con esos sueños con los que hacemos arte. Otras veces, la emoción es hasta tal punto fuerte que, aunque reducida a acción, la acción, a la que se ha reducido, no la satisface; con la emoción que sobra, que ha quedado inexpresada en la vida, se forma la obra de arte. Así, hay dos tipos de artista: el que expresa lo que no tiene y el que expresa lo que ha sobrado de lo que tuvo.