(Posterior a 1915.)
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Hay criaturas que sufren realmente porque no han podido vivir en la vida real como el Sr. Pickwick y estrechar la mano al Sr. Wardle. Soy uno de ésos. He llorado lágrimas verdaderas sobre esa novela porque no he podido vivir en aquel tiempo, con aquella gente, gente real.
Las desgracias de las novelas son siempre bellas porque en ellas no corre sangre auténtica, ni se pudren los muertos en las novelas, ni la podredumbre está podrida en las novelas.
Cuando el Sr. Pickwick es ridículo, no es ridículo, porque lo es en una novela. ¿Quién sabe si la novela será una realidad y vida más perfecta que Dios crea a través de nosotros, que nosotros -quién sabe- existimos sólo para crear? Las […] parecen no existir sino para producir literatura; es, palabras, lo que de
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ellas habla y queda. ¿Por qué no serán esas figuras extrahumanas verdaderamente reales? Me duele malamente en la existencia mental pensar que esto pueda ser así…
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El haber tocado los pies de Cristo no es disculpa para las faltas de puntuación.
Si un hombre escribe bien sólo cuando está borracho, le diré: emborráchate. Y si me dice [398] que su hígado sufre con ello, le responderé: ¿qué es tu hígado? Es una cosa muerta que vive mientras tú vives, y los poemas que escribas viven sin plazo.