Manning retrocedió.
—Puede que eso sea así… pero los temas de probatoria trascienden mi esfera de competencia. El juez me solicitó que presentara un marco para su estado psíquico en el momento del delito en sí. Motivo e intención: una verdad más profunda, incluso, que la que nos puede brindar la cámara Gusano. Y —dijo con tono acerado— recordemos que usted no tiene otra alternativa más que cooperar.
—Pero eso no altera mi opinión —dijo Kate.
—¿Qué opinión?
—La de que, al igual que todos los demás reducidores de cabezas que he conocido, usted es un imbécil.
La asesora letrada tocó el brazo de Kate, pero ésta se lo sacó de encima con un gesto brusco.
Los ojos de Manning brillaron, un fulgor duro, detrás de sus espejuelos. Bobby se dio cuenta de que ese hombre iba a disfrutar doblegando con su poder a esa mujer porfiada.
El psicólogo se volvió hacia su pantalla flexible y volvió a recorrer la breve escena de la ruptura.
—Permítame recordar lo que usted me dijo respecto de este período de su vida: había estado viviendo con Kingsley Román durante tres años, cuando usted decidió que trataran de tener un hijo. Usted sufrió un aborto espontáneo tardío.
—Estoy segura de que disfrutó mirando eso —dijo Kate con tono lúgubre.
—Por favor —dijo Manning, dolorido—. Usted manifestó que según lo acordado con Kingsley habrían de intentarlo otra vez.
—Nunca decidimos eso. Nunca lo discutimos de esa manera.
Manning parpadeó como un búho, mientras leía lo que tenía escrito en un anotador:
—Pero es que sí lo hicieron: el 24 de febrero de 2032 es el ejemplo más claro. Se lo puedo mostrar si quiere. —La miró por encima de los lentes. —No se alarme si sus recuerdos difieren de los del registro de la cámara Gusano. Es algo común. De hecho, hasta me atrevería a decir que es normal. La confabulación, ¿recuerda? ¿Puedo continuar?
“A pesar de la decisión manifestada, usted no queda embarazada. De hecho, regresa al empleo regular de anticonceptivos, por lo que la concepción es imposible de todos modos. Seis meses después del aborto, Kingsley comienza un amorío con una colega del trabajo. Una mujer llamada Jodie Morris. Y pocos meses después de eso, ese hombre es lo suficientemente descuidado como para dejar que usted lo descubra. —La volvió a estudiar. —¿Recuerda lo que me dijo respecto de eso?
Kate dijo con renuencia:
—Le conté la verdad. Creo que Kingsley había decidido, en algún nivel de su mente, que lo del bebé era mi culpa. Y entonces él se desentendió del tema. Además, después del aborto, el trabajo estaba empezando a mejorar para mí. El Ajenjo… Creo que Kingsley estaba celoso.
—Y por eso él empezó a buscar en alguien más la atención que anhelaba.
—Algo así. Cuando descubrí lo que pasaba, lo eché.
—Él afirma que se fue.
—Pues entonces es un maldito mentiroso.
—Pero acabamos de ver el incidente —dijo Manning con gentileza—. No vi evidencia alguna de una clara toma de decisiones, de una acción unilateral por parte de cualquiera de ustedes dos.
—No importa qué muestra la cámara Gusano. Sé cuál es la verdad.
Manning asintió con la cabeza.
—No estoy negando que usted nos esté diciendo la verdad tal como la ve, Kate. —Le sonrió con su aire de búho, y se alzó ante ella con aire amenazador.
—Usted no está mintiendo. Ése no es el problema en absoluto. ¿No se da cuenta?
Kate fijó la mirada en sus manos, cuyos dedos estaban enlazados entre sí.
Pasaron a un cuarto intermedio. A Bobby no se le permitió estar con ella.
El tratamiento de Kate fue uno de los muchos experimentos que se llevaron a cabo mientras políticos, expertos en temas jurídicos, grupos de presión y ciudadanos preocupados trabajaban con ritmo febril para encontrar la manera de adaptar el pavoroso alcance histórico de la cámara Gusano —que todavía no era ampliamente conocido por el público— a algo que se asemejara al debido proceso jurídico existente y, lo que era aún más desafiante, a la justicia natural.
En esencia, de pronto se había vuelto drásticamente más fácil establecer la verdad física.
La conducción de los pleitos en los tribunales también parecía probable que se transformara de modo drástico. Con seguridad los juicios no iban a ser tanto una disputa entre dos partes: iban a ser más justos, a depender mucho menos del aspecto del sospechoso o de la calidad de sus asesores letrados. Cuando la cámara Gusano fue accesible en los niveles federal, estadual y condal, algunos comentadores preveían ahorros de miles de millones de dólares anuales: habría juicios más cortos, más aceptaciones de culpabilidad a cambio de penas más leves, más conciliaciones civiles.
Y los juicios importantes de lo futuro quizá se habrían de concentrar en lo que quedaba más allá de los hechos desnudos: motivo e intención. Por eso es que al caso de Kate se le había asignado un psicólogo como Manning.
Entre tanto, mientras los servicios encargados de hacer cumplir la ley, armados con cámaras Gusano se ponían a trabajar diligentemente en casos no resueltos, una inmensa cantidad de casos nuevos se dirigía hacia los tribunales. Algunos miembros del Congreso habían propuesto que para acelerar la velocidad de esclarecimiento, se debía declarar una amnistía general para los delitos de menor gravedad que se hubiesen cometido hasta el último año calendario completo previo a la invención de la cámara Gusano: es decir, una amnistía a cambio de desistir de la protección que otorgaba la Quinta Enmienda[5] en el caso en cuestión. De hecho, gracias a la cámara Gusano se había vuelto tan poderosa la reunión de pruebas, que los derechos que tutelaban la quinta enmienda fueron susceptibles de discusión. Pero esto estaba demostrando ser sumamente controvertido: la mayoría de los estadounidenses no se sentía cómodo con la pérdida de la protección que les daba la Quinta Enmienda.
Las recusaciones por violación del derecho a tener vida privada eran aún más contenciosas, y el responsable de esto era que, incluso ahora, no existiese una definición del derecho a la vida privada que contase con aceptación generalizada, ni siquiera dentro de Estados Unidos.
El derecho a la vida privada no se mencionaba en la constitución. La Cuarta Enmienda de la Declaración de Derechos y Garantías hablaba de un derecho con respecto a la intrusión por parte del Estado… pero les dejaba un amplio margen de maniobra a aquellos funcionarios que deseaban investigar a los ciudadanos. Por cierto, a los ciudadanos virtualmente no les daba protección alguna contra otras instituciones, corporaciones, la prensa, e inclusive, contra otros ciudadanos. A partir de una verdadera confusión de leyes dispersas en los niveles estadual y federal, así como de una masa de casos en el derecho consuetudinario que sentaban precedente, lentamente había surgido una cierta aceptación en común del significado de vida privada: por ejemplo, el derecho de que a alguien se “lo dejara a solas”, de que ese alguien estuviera libre de interferencias, que no fueren las razonables, provenientes de fuerzas exteriores a ese alguien.
Pero a todo esto lo desafiaba la cámara Gusano.
A las salvaguardas jurídicas que rodeaban el uso de la cámara Gusano las estaban promoviendo los organismos encargados del cumplimiento de la ley y los de investigaciones, tales como elfbi y la Policía, como equilibrio compensatorio de la pérdida de vida privada y de otros derechos. Por ejemplo, a los registros hechos con cámara Gusano para ser destinados a fines de aplicación jurídica se los tendría que tomar en circunstancias controladas, y probablemente por observadores adiestrados y con la debida constancia otorgada por escribano público. Eso no era probable que fuese a representar un problema, ya que cualquier observación que se hiciera con esa cámara siempre se podía repetir tantas veces como se precisara, nada más que con establecer un nuevo enlace de agujero de gusano con el incidente en cuestión.
5
Enmienda en la constitución de Estados Unidos que enumera los derechos de los procesados y, en particular, hace que sea nula la autoincriminación.